Rafel Penroz- Solo Show - Da Burn Gallery



































































                              cocktail




La desaparición como teleología.

"If this drawing is owned by a private person it is,except for its words,useless"
"Si este dibujo deviene propiedad privada es, a excepción de sus palabras,inutil"

Esta frase escrita por Bea Schlingelhoff en la parte posterior de un dibujo hecho por ella y donado a la clientela del restaurante "El Templo" en septiembre de 2006,condiciona la existencia artística de la pieza a su circulación libre,es decir, a su exhibición ilimitada dentro del recinto público del restaurante.

A modo de aproximación nos obsequia otra pista:
"The working class and the employing class, have nothing in common-unite"
The silent majority.
"La clase obrera y la clase empleadora no tienen nada en común-uníos"
La mayoría silenciosa.
Luego firma, Bea Schlingelhoff, Mérida, Mx. 3.09.2006

En esta fecha inaugurábamos el bar-restaurante El templo, como primer intento de reunir en un solo lugar algunas praxis favoritas: comer,beber,exhibir,exhibirnos, divertirnos y platicar. Vuando Bea hubo terminado su dibujo, se acerco y me dijo: "Voy a donar una pieza al Templo pero sólo si me garantizas que jamás será propiedad privada, ni objeto de transacción.
Piénsalo, y cuando tengas una solución, podrás exhibir el dibujo." Unos días después, se me ocurrió que sólo su caducidad sería garantía, por lo que le propuse pegarlo a un vidrio por atrás, con resistol ya que queda transparente y retarda un poco su deterioro. Temía que si lo pegaba a la pared del comedor principal, la humedad y la clientela lo iban a deteriorar y caducaría en menos de un año; tenía la esperanza de que la pieza permaneciera exhibiendose al menos hasta que se graduara la primera generación de la ESAY:3 años
Bea aceptó la solución ya que pegado a un vidrio sencillo, hacía mas riesgosa su transacción o colección privada, porque  esto no permite despegar el dibujo sin romper el papel, y al quitar de la pared y transportar aumenta considerablemente el riesgo de quebrar el vidrio y con esto destruir la imagen y las palabras.

Hace un mes vendí mi parte de "El Templo" a mi socio. Pedí llevarme el dibujo y accedío amablemente, no hubo transacción. Pero el dibujo pasó a manos privadas. El fantasma conceptual me comenzó a perseguir, a obsesionar.

No podía dejar el dibujo en el restaurante, ya que yo funcionaba como garante de su no-privatización, en un compromiso acordado con Bea. Al traspasar el restaurante, el dibujo pasaría necesariamente a manos privadas, tendría un solo dueño y perdería el rastro de ña pieza, que siempre consideramos como la mejor jamás exhibida en el restaurante. Guardé el dibujo en mi closet durante un mes, sin poder mirarlo. Podía sentir el gesto acusador del closet, estableciendo proféticamente una taxonomía de clases.

En el dibujo podemos leer. "Este cartel es una celebración a todos aquellos que mantuvieron sus bocas cerradas, el pueblo que no rajó con la tira. Quienes resistieron ante grandes jueces, quienes resistieron tortura y mantuvieron sus secretos seguros. Sin ellos todas nuestras luchas habrían terminado hace mucho tiempo. Celebra con la mayoría silenciosa la historia del pueblo. El Templo,EZLN.
¿Cómo no te voy a querer?

Podemos ver también la imagen de una mujer joven con apariencia chicana que indica su ceja izquierda desafiante. Lleva un collar que dice Angola, las máscaras(perversas) de Talía y Melpómene enredadas en su pelo, mientras una mano
sostiene un fajo de billetes de 100 y unas fichas de dominó marca 1/3-3/2-2/5-1/0.

La férrea voluntad política de Bea y mi súper yo anarquista presionaba a un yo salvaje que solo quería atesorar el potente fetiche que ya era mío, sólo mío y nadie tendría por que enterarse,especialmente Bea, que vive en NY. Pero esto es anecdótico lo peor es que se configuraba una paradoja deliciosa. si me quedaba con el dibujo para mi colección privada, éste sería inútil, o sea ya no sería arte, y transmutaría en una metáfora de mi propia vergüenza, de la traición. Por otro lado, si lo regalaba a ala escuela para ser del dominio público se desvanecería ese pensamiento icónico que le otorga una existencia primera como no-objeto, como una maldición de ultratumba.
Podría haber sido un cínico y haberlo escondido sin contar su historia, o borrarle lo escrito atrás, pero cada vez que lo viera ya vería esa alucinante pieza de Bea, sino mi propia desgracia. Estaba conjurado, proféticamente: la pieza desaparecería       (¿o tendría que desaparecer?)  

Lo que han visto es la mejor solución disponible. La materialización del fatídico pronóstico de la Schlingelhoff: la desaparición tras la privatización, pero en un (cruel) acto de amor, he conservado las palabras que no han sido utilizadas y que pongo en circulación.

Rodrigo Quiñones y Rafael Penroz. 
Abril 2009